50 años de camino

Volt apuesta por mejorar el control democrático para profundizar en los valores de igualdad y libertad amparados por la voluntad colectiva

19 de nov. de 2025

Hoy, 20 de noviembre de 2025, se cumplen 50 años desde que comenzamos el camino democrático. El punto de partida puede situarse en muchos momentos, pero el deceso de quien había capitaneado la triste dictadura que sufrimos lo consideramos como el hito relevante para el proceso que comenzaría a partir de ahí: la construcción de un sistema de libertades y derechos, después de un largo tiempo en el que a las personas se nos trataba oficialmente como menores de edad, como elementos despreciables o como sujetos sin posibilidad de sentir y de crear nuestra propia realidad.

Podemos celebrar o no el final del paréntesis que se extiende desde 1936 o 1939 hasta 1975, no tiene demasiada importancia. La tiene, creemos, saber que desde entonces se abrió un tiempo en el que, con todos los obstáculos e inercias del pasado que se quiera, encontramos un marco en el que cada persona tiene el derecho de actuar para construir algo mejor. No se ha desarrollado de una forma perfecta, ni mucho menos; hoy más que nunca, la democracia española tiene detractores, de igual forma que defensores aparentes, que, por cauces ajenos al espíritu de convivencia, manejan los recursos para intereses particulares, partidistas o de rentabilidad económica espuria.

Darle un valor excesivo a esto ralentiza la evolución de algo que, por su naturaleza, no puede considerarse nunca en la perfección. La gran virtud de la democracia la vemos en que depende constantemente del compromiso colectivo y de la confianza individual en una sociedad que se expande. Ante nuestros ojos tenemos espectáculos lamentables de despiadada lucha por el poder; estamentos de representación donde el afán constructivo se resiente de las ansias por alcanzar o mantener los privilegios de una clase que solo tiene razón de existir como expresión de esta sociedad en su conjunto, donde importa mucho más que se aprovechen las oportunidades o que se resuelvan los problemas que la forma en la que se haga o quién se sitúe al frente para organizar la gestión pública.

Un vistazo rápido puede llevarnos a la conclusión equívoca de que una buena legislación, como la que poseemos, resulta inútil ante lobbies de distinta naturaleza, ante manejos perversos de los hilos del poder, o ante la intoxicación de la consciencia ciudadana a través de falsedades, verdades sesgadas u ocultaciones. Aspectos que necesitan mejora y necesitan de un compromiso más potente con lo que nos une: la entrega a una causa en la que caben las distintas formas de pensar que respetan a las personas, o el trabajo coordinado para ver que, con criterios diferentes, se pueden lograr soluciones satisfactorias para todas las partes. Nos lo niegan muchas organizaciones políticas con sus perspectivas cerradas y sus relatos mixtificados, pero no tienen la última palabra.

Los 50 años de trayecto nos han dado recursos suficientes para que hagamos valer nuestro criterio individual; para que analicemos y actuemos según nuestras conclusiones. El gran poder que hemos conseguido todavía no se ha manifestado: hemos delegado demasiado en quienes suplantan nuestra presencia, y la limitan a sufragios cíclicos, donde se atascan actuaciones regeneradoras respecto de las instituciones públicas. La democracia interna permanece secuestrada en las grandes fuerzas políticas y en muchas de las pequeñas; el control no existe, o existe solo para venganzas, escarmientos y supresiones arbitrarias, y las distintas formas en las que la sociedad puede actuar para corregir vicios quedan bloqueadas en un consenso tácito para preservar los mecanismos de transgresión.

Desde Volt apostamos por crear calidad democrática desde abajo; por que la confianza mutua genere oportunidades para toda la ciudadanía, y esto creemos que solo se puede lograr con una unión sincera y flexible de los seres anónimos. No se trata de ganar, sino de avanzar; de que los repartos se hagan de una forma equitativa bajo el control de las mujeres y de los hombres sumidos en el anonimato, que quieren abrir espacios de convivencia verdadera. Podemos superar esos bloqueos; basta con que en cada organización las bases reclamen lo que les corresponde, de forma que las responsabilidades se distribuyan con criterios transparentes, con la natural rotatividad y desde la voluntad colectiva. Basta con que pidamos lo que nos corresponde. Así funcionamos en Volt, y así celebramos los 50 años de camino en democracia. Podemos formar parte del proceso, y podemos disfrutar plenamente de la libertad.