Acerca de los sucesos de Cuba, por los derechos humanos
Entre los derechos humanos encontramos algunos que muchas veces son puestos en duda y que son un reflejo de la madurez de una sociedad. Son aquellos que defienden el derecho a la libre reunión, a la libre expresión de las ideas y a la protección de las personas ante unas posibles medidas judiciales arbitrarias por el ejercicio de sus libertades.
Se dice que estos derechos demuestran la madurez de una democracia, pues ninguna sociedad madura, en la cual la información es libre y los gobernantes se deben a su pueblo, debe temer a las manifestaciones, o al derecho a que estas se lleven a cabo. Las manifestaciones son la más básica de las formas que tenemos en democracia de expresar nuestra opinión junto, por supuesto, con el derecho al voto.
Ataque al derecho a manifestación
En una sociedad donde los gobernantes no escuchan a su pueblo, y por ende, se gobierna de espaldas a estos, sin solucionar sus problemas, las manifestaciones nunca serán bien vistas. Pues serán una muestra del fracaso de los mismos, y no hay mayor temor para estos gobernantes que el hecho de que les muestren aquello que están haciendo mal.
Son muchos los casos que podemos encontrar de gobiernos o instituciones que atacan aquellas manifestaciones que no defienden lo que ellos quieren, que buscan impedirlas, como si el silencio les diera la razón, violando de esta forma los derechos humanos de miles de sus ciudadanos.
Las manifestaciones y su represión en Cuba
Un claro ejemplo de ello es el caso de Cuba. Desde hace unos días se producen manifestaciones de mayor o menor tamaño en casi todos los rincones de la isla. En ellas se reclaman libertades y mejoras en la economía o la sanidad que permitan al país salir de la crisis económica en la que se encuentra, agravada por el bloqueo de Estados Unidos y la falta de turistas, que constituían una de las principales fuentes de ingresos.
Algunas de estas manifestaciones han sido y están siendo acalladas de forma violenta, ya sea por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, que deberían velar por la protección de todos los ciudadanos, independientemente de su ideología, o por ciudadanos de a pie convocados por el Presidente, Miguel Díaz-Canel, para “salvar la Revolución”, es decir, defender los valores revolucionarios que en su día llevaron al poder al fallecido Fidel Castro. Esto último es preocupante, ya que solo puede llevar a un incremento de la polarización de la sociedad cubana, ya de por sí dividida por las diferencias raciales y de clase.
Volt con los Derechos humanos y las Libertades
Desde Volt queremos defender el derecho a la manifestación pacífica, pues es la base de toda democracia, la libertad de expresar de forma pacífica, pero firme, aquello que no te gusta o que te preocupa, ya sea en tu barrio, tu ciudad, tu comunidad, tu país o en el mundo.
Las manifestaciones pacíficas nunca deben ser reprimidas de forma violenta. El hecho de que no se comparta lo que en ellas se pide, o lo que en ellas se muestra, no significa que nadie deba tener el poder para disolverlas de forma violenta. Esto es lo que, tristemente, hemos visto en muchas de las manifestaciones que se han realizado en la Isla, con asalto a las mismas tanto por parte de las fuerzas del orden como por los civiles movilizados por las llamadas a la defensa del Presidente, Miguel Díaz-Canel.
Además de la represión durante las manifestaciones, hemos asistido a la denuncia de desaparecidos, de detenciones arbitrarias, tanto a simples manifestantes como a periodistas o a youtubers que intentaban comunicar lo que en Cuba pasaba. Mediante el apagón de internet, los dirigentes cubanos han atacado la libertad de informar y de estar informado, tanto a la gente de dentro de Cuba como a los que se encuentran fuera.
Cuba, como otros muchos países, deberá afrontar en los próximos años grandes retos. La situación, que ya es crítica, se ha visto avivada por una pandemia que ha causado estragos en todos los países, afectando a la población y causando miedo, estrés y desasosiego entre los habitantes. Intentar acallar las protestas mediante la violencia no puede ni debe ser una forma de afrontar las reclamaciones de los ciudadanos.