El Ingreso Mínimo Vital
En España existen ayudas, de diversa índole, dirigidos a personas con riesgo de exclusión. Estos programas tienen como objeto asegurar la cohesión social y cierta solidaridad con todos los ciudadanos para que nadie se quede atrás.
Este tipo de ayuda puede ser no contributiva como las pensiones por viudedad o orfandad, o ser contributiva como las prestaciones por desempleo. Además este tipo de ayudas son prestadas por diferentes niveles de administración de forma poco homogénea.
Actualmente desconocemos si este tipo de ayuda es suficiente pero lo que sí que parece evidente es que pese a que hay suficiente cantidad de instrumentos, estos pueden ser desconocidos o su solicitud puede ser tan tediosa que pierdan su función de ayudar a personas con menor capacidad para relacionarse con la administración. Así pues, desde Volt valoramos positivamente la iniciativa del IMV como homogeneizador de ayudas de última instancia, pero vemos que el instrumento no es suficiente. Requiere de una administración eficaz e inteligente que reduzca los costes formales y se asegure de que el servicio público que pretende proveer llega, de facto, a los beneficiarios. Es quizá relevante, replantearse si todos los instrumentos deberían existir o este IMV podría canalizar las ayudas a estos colectivos. También es importante tener en cuenta el coste que puede llevar (AIReF calculó para 2017 7.000M€ con máximos de ciclo de 11.000M€) y el ajuste fiscal necesario.
No en vano y de acuerdo al Art 103 de la CE, la administración general del estado debe cumplir entre otros, el criterio de eficacia, lo que implica no sólo crear un instrumento si no asegurar de que la ayuda llega a las personas que lo necesitan.
En concreto hemos detectado 7 puntos sobre los que cabe trabajar para desarrollar un instrumento realmente eficaz:
1) Reducir el número de instrumentos de subsidio temporal disponibles, simplemente incluyendo más tipos de beneficiarios, de modo que resulte más accesible e inclusivo teniendo en cuenta los destinatarios de la ayuda.
2) Asegurar que el IMV supone un mínimo nacional para cada instrumento, que los gobiernos regionales, o incluso los municipios, puedan complementar, pero nunca bajar o utilizar de sustituto para otras funciones. Además, Volt tratará de que se uniformicen con el resto de Europa.
3) Este tipo de ayuda, debemos recordar, están vinculadas a personas en riesgo de pobreza, por lo que su aplicación y distribución no debería ser discrecional si no estar vinculadas a supervisores de proximidad dependientes de las entidades locales. Ello permitiría conocer “de cerca” a la persona que va a recibir la ayuda y valorar qué otras cosas necesita. Si no puede acabar siendo un parche que no acabe de solventar el problema subyacente de falta de empleabilidad o de integración.
4) Por otro lado, estos supervisores pueden y deben actuar con responsabilidad y diligencia evitando abusos ante los posibles fraudes y por otro lado, asegurando que los plazos de resolución y de inicio del pago sean rápidos (escasas semanas, máximo 1 mes).
5) Con el objetivo de no crear dependencia del IMV, se deberá vincular este subsidio a ayudas de empleo activas (fomento de la empleabilidad del receptor) y servicios sociales a través de ayuntamientos. En todo caso es importante que los servicios sociales atiendan de forma personalizada cada uno de los casos de las personas que reciben el IMV.
6) La retribución total en estas circunstancias, excepto las prestaciones ligadas a un empleo reciente (como desempleo o repatriaciones), deberían estar entorno del 60% del salario mínimo. No queremos incentivar que las personas dejen de trabajar, por lo que planteamos un sistema ágil de entrada y salida, que no desincentive aceptar un trabajo por perder la prestación. Además deberá flexibilizarse de forma que por cada € ganado fuera del IMV, por ejemplo en empleos a tiempo parcial, suponga una reducción menor este último, de forma que no se desincentive el empleo.
7) Por el lado de la oferta de trabajo se deberá vigilar el posible abuso del trabajo precario por parte de aquellos empresarios que decidan pagar menos haciendo que sus empleados utilicen el IMV, creando una situación de pobreza bajo empleo.
Con todo esto Volt desde Volt abogamos por este tipo de figuras que ayude a la reducción de la pobreza y redistribuya las ganancias de los ciudadanos. Más allá, bajo nuestra filosofía de un estado justo e inteligente, queremos que todas las personas que necesiten el IMV puedan aprovecharlo siendo eficaz en su distribución, así como extremadamente estricto con quienes se aprovechen del sistema.