La juventud en las instituciones
En Volt consideramos que los y las jóvenes deben estar en el centro de la toma de decisiones. No con frases vacías, ni con promesas vagas, sino con acciones concretas.
En Volt consideramos que los y las jóvenes deben estar en el centro de la toma de decisiones. No con frases vacías, ni con promesas vagas, sino con acciones concretas. La juventud debe formar parte de la redacción de políticas públicas, debe ocupar cargos en las instituciones, y debe estar en la primera línea de la política. La invisibilización de la juventud es uno de los problemas centrales de nuestra sociedad, en la que se hipoteca su futuro, se limita su voz y se ignoran sus necesidades por el mero hecho de que su voto vale menos.
Por eso, en Volt no discriminamos, relegando a los más jóvenes a participar solo en una sección juvenil. Forman parte del partido, independientemente de su edad. Sí tenemos una red de jóvenes paneuropea, Volt Violet, que asegura que aquello que más preocupa a su generación es siempre tenido en cuenta, de manera transversal, en la política de Volt.
Para asegurar un futuro en el que los y las jóvenes sean escuchados, sean tomados en cuenta y sean parte directa en la creación de su futuro, apoyamos que la edad mínima para votar sea 16 años. Porque en una Europa cada vez más envejecida, es fundamental que tengamos en cuenta la opinión de la juventud. También que la edad para presentarse a un cargo público sea de 18 años en toda la Unión Europea. Porque para que las instituciones sean representativas, necesitamos reducir su media de edad.
Consideramos un acierto la creación del nuevo Ministerio de Juventud e Infancia presentado por el gobierno. Esperamos que sea capaz de poner al frente de la agenda política los problemas que afectan a la juventud, y que proponga soluciones ambiciosas y sostenibles. Porque la juventud es una fuerza vital en nuestra sociedad, y su participación activa es crucial para construir un futuro inclusivo y equitativo.
Sin embargo, la juventud, al igual que el género, debe ser tenida en cuenta a la hora de diseñar cualquier política pública. Debe ser transversal. Porque aquellos problemas que afectan a toda la ciudadanía, como son el acceso al trabajo, a la vivienda, o la salud mental, se ensañan más con la población joven, que la sufre de una manera más aguda.