Tender puentes en la España posterior al 10N

España es conocido como un país de contrastes, pero más allá de las dicotomías tópicas y típicas, no es diferente al resto de países. Sin embargo, esa sensación de singularidad a menudo nos ha llevado a aceptar una naturaleza caprichosa, pasional y radical en política, que dista mucho de la realidad. El “Spain is different”, asumámoslo, no es más que un slogan publicitario.

15 de nov. de 2019

Dicho esto, resulta sorprendente el escenario que nos dejan las recientes elecciones: un país dividido al máximo y con los grupos políticos atrincherados en posturas aparentemente irreconciliables. Pero no es así, o al menos no siempre lo ha sido.

La actual Constitución, la consolidación del sistema democrático y el Estado de las Autonomías fueron creación todos ellos de un partido de centro que, si bien fue hijo de su tiempo, supo capear tensiones muy superiores a las actuales. Adolfo Suárez y sus compañeros en UCD fueron capaces de tender puentes entre el PCE, el PSOE y AP para sacar adelante las reformas de las que es heredera, para bien y para mal, la España actual.

Sin embargo, tras la victoria del PSOE en 1982, los partidos cuya vocación ha sido o es el consenso se han encontrado muy a menudo entre el fuego de trincheras históricas de la izquierda y la derecha. Cualquier pacto, cualquier concesión a uno u otro lado del espectro los han convertido inmediatamente en el enemigo, basándose en la lógica maniquea del “si no estás conmigo, estás contra mí”. Este fenómeno no es exclusivo de España, sucede en países con una cultura democrática joven cuya población está demasiado acostumbrada a dar mayorías absolutas para asegurar la gobernabilidad. Hasta fechas recientes esa lógica había funcionado, pero ahora mismo el bipartidismo en España parece muerto y a punto de ser enterrado, así que es necesario cambiar las reglas del juego.

UPyD primero, y Ciudadanos posteriormente, se vieron inmersos en esta lucha enconada, con muy parecidos resultados. Ambos partidos políticos se posicionaron en el centro teórico del tablero político y ambos sufrieron las consecuencias de la ambigüedad: UPyD prácticamente ha desaparecido de escena debido a divisiones internas y presiones externas que no han sabido digerir. Y Ciudadanos, que perdió su naturaleza moderada para intentar hacerse con el control de la derecha y ha acabado perdiendo el favor de sus correligionarios y protagonizando un descalabro político sin precedentes, si bien todo esto queda en suspenso a falta de ver su próximo giro.

Estos partidos podrían haber servido para articular algo que en Europa se ha practicado en numerosas ocasiones: los gobiernos de coalición izquierda-derecha. Estos no son nada extraños para muchos de nuestros vecinos comunitarios, en doce países gobiernan o han gobernado estas alianzas, las cuales se antojan imposibles en España.

Con el fin de superar este “impasse” político, proponemos tres estrategias de conciliación de programas:

  1. Paridad ideológica: Formar únicamente pactos para gobiernos de coalición que incluyeran, al menos, a un partido de cada bloque, por lo tanto, siempre habrá mínimo un pacto a 3 con un representante de cada ideología siempre que ésta no sea euroescéptica. Se podría establecer esta prerrogativa como norma interna de un partido, y si no se diera dicho escenario, sería obligación del partido no pactar con nadie para salvaguardar la moderación y el entendimiento en el futuro.

  2. Análisis independiente de impacto de políticas: Un partido que fuerce el entendimiento por objetivos superiores a los partidos. Esto se podría llevar a cabo mediante la figura de los “políticos independientes” para ocupar los puestos de conflicto y así desatascar posibles acuerdos.

  3. Creación de un Órgano de mediación interno del partido: Para evitar las decisiones presidencialistas que han llevado al fin de los partidos de centro, se crearía un organismo especial en el partido, compuesto por tres personas habilitadas para tomar decisiones sobre la política de pactos, que representen a cada uno de los agentes involucrados y busquen la concordancia programática. Un grupo de personas en permanente estudio de dichas concordancias y con poder de veto sobre la política de pactos.

Si Ciudadanos sólo se hubiera permitido apoyar al PP con la condición de que éste, a su vez, ofreciese un puesto al PSOE en la coalición, podríamos ahora hablar de la representación práctica de una política fría, lógica y racional. Para muchos españoles sin duda hubiera sido algo deseable dadas las circunstancias.

En Volt poseemos ciertas ventajas que convienen nombrar en la situación actual.

Nuestra filosofía y objetivos no contienen rémoras del pasado, buscamos un futuro donde crezca un concepto completamente nuevo de estado federal europeo y por lo tanto las viejas disputas territoriales e ideológicas nos parecen anacrónicas y perniciosas.

Nuestra visión de la política está fuertemente influenciada por ese objetivo. Por nuestro ADN corre la necesidad obligatoria del consenso entre bloques. Somos conscientes de la ambición de nuestro programa y entendemos que es imposible llevarlo a cabo si no convencemos a los partidos desde la razón, la empatía y la moderación. Sabemos asimismo que el mejor modo para llevarlas a cabo es no ceñirse a un modelo ideológico o grupo de políticas pre-establecido, sino buscar las soluciones más eficientes allá donde se encuentren y adaptarlas a las necesidades reales de los ciudadanos. Así pues, estamos obligados a ser radicalmente transversales y a tender hacia un centro político, si no fuera así nuestro objetivo desaparecería.

Volt Europa es una forma única y diferente de entender los espacios políticos, tomamos ideas de las continuas sinergias que se crean al ser el único partido con el mismo programa en toda Europa, nuestros afiliados, a lo largo y ancho del continente, no están influenciados determinantemente por las políticas locales y estatales en la medida en la que lo están los de otras formaciones políticas, y es por esto que nuestras soluciones son más objetivas y pragmáticas, reafirmando nuestra posición transversal y moderadora.

Albergamos y buscamos en la organización personas con perfiles que se comprometan con la máxima del sacrificio ideológico, esto quiere decir, personas acostumbradas a eliminar las líneas rojas, y buscar el mal menor en sus decisiones, un rasgo de la personalidad fundamental para entablar un debate constructivo. Volt está formado por personas de diferentes nacionalidades e ideas políticas que ponen por delante el concepto de ciudadano europeo, que se rigen por la lógica y la razón en un mundo copado por las emociones de nuestros políticos, los cuales faltan a la responsabilidad colectiva buscando las emociones de su electorado exacerbando el nacionalismo, y la política de bloques.

Únete a Volt Europa y reconfigura el espacio de consenso con nosotros, abandona la trinchera que nos separa y electriza Europa.