Las responsabilidades de la UE frente a su expansión
La expansión de la Unión Europea cobra relevancia debido a la agresión rusa en Ucrania. La UE debe por una parte respaldar a los países candidatos y por otra reformar su estructura de toma de decisiones para prepararse para una potencial expansión.
El tema de la expansión de la Unión Europea (UE) a menudo queda en segundo plano por los complejos desafíos que presenta políticamente, económicamente y socialmente, tanto para los países candidatos como para la propia Unión. En un cambio radical, ha pasado al primer plano como resultado de la guerra de agresión rusa contra Ucrania. La UE ha comprendido que ya no puede mantener a los países en una perpetua «zona gris» mientras son víctimas de la agresión rusa, y en un mundo cada vez más competitivo, la ampliación asegurará que la UE aumente su prosperidad, innovación y diversidad. Si bien algunas figuras políticas, como el Ministro de Asuntos Exteriores de Austria, Alexander Schallenberg, han planteado este tema en el pasado, el discurso del Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha llamado la atención de manera especial. La razón es que esta vez Michel no solo enfatizó el compromiso o la responsabilidad de la UE con los países candidatos, sino que también habló de las numerosas tareas que la Unión Europea misma debe abordar antes de emprender esta expansión. Como dijo Michel de manera acertada: «Todavía queda mucho por hacer, tanto por parte de los países que se convertirán en miembros de la UE en el futuro como por parte de los que ya lo son». Ahí radica la esencia de la cuestión.
Es innegable que los futuros estados miembros deben esforzarse por cumplir los requisitos de la UE. Sin embargo, la Unión Europea puede desempeñar un papel más activo en apoyarlos en este proceso. Esto es especialmente importante porque en muchos países candidatos, la falta de beneficios visibles de la adhesión a la UE ha llevado a la llamada «fatiga de la ampliación» en las élites y poblaciones, lo que corre el riesgo de alejarlos de su camino de reforma. Michel propone, entre otras ideas, una integración gradual de estos países en las políticas de la UE para que puedan experimentar más rápidamente los beneficios iniciales de la membresía en la UE y superar así su reticencia al cambio. Aunque aún existe un amplio apoyo a la integración en la mayoría de los países candidatos, existe cierto grado de escepticismo sobre la velocidad a la que podría ocurrir. Un ejemplo es Macedonia del Norte. Si bien el 79% de la población apoya la integración, el 28% cree que no ocurrirá en la próxima década y el 17% cree que nunca se materializará. Para abordar esta falta de confianza, es esencial que la UE tome medidas más decisivas.
Sin embargo, la importancia de las palabras de Michel radica en su enfoque en la necesidad de adaptar la estructura de la UE para hacer frente a la expansión. La Unión ya enfrenta desafíos debido a un proceso de toma de decisiones que restringe su capacidad para actuar, y la adición de más países solo agravaría esta situación. Michel reconoce este hecho claramente: «Integrar nuevos miembros en nuestra Unión no será una tarea fácil. Afectará a nuestras políticas, nuestros programas y nuestros presupuestos. Requerirá reformas políticas y valentía política». Y es que, tal como dice Michel, la expansión de la UE debe ir de la mano de una reforma institucional.
Sin embargo, aquí es donde la ambición del Consejo Europeo se queda corta. En su discurso, Michel dejó claro que el principio de unanimidad como sistema de votación no debe ser abandonado, ya que Europa ha demostrado una solidaridad notable para actuar cuando es necesario. Pero, ¿realmente necesitamos que estalle una guerra en el continente europeo para que surja esa solidaridad? La unanimidad es uno de los principales obstáculos para el progreso de la UE. No se trata de subestimar la importancia del diálogo y la búsqueda de compromisos para llegar a conclusiones que beneficien a todos. Siempre que sea posible, las decisiones deben tomarse por consenso. Sin embargo, no podemos permitir que los intereses de un solo gobierno tengan un impacto desmesurado sobre decisiones que afectan a millones de europeos. La estructura actual de unanimidad puede llevar a bloqueos significativos y retrasos en la adopción de políticas y medidas necesarias para el avance de la UE. Por lo tanto, es imperativo pasar a la toma de decisiones por mayoría cualificada para evitar obstáculos al progreso en situaciones en las que la unanimidad es difícil de lograr, especialmente cuando se trata de temas como sanciones, política fiscal y pasos en el proceso de ampliación. Estas son precisamente las áreas en las que se necesita progreso en los próximos años para asegurar que la UE esté lista para nuevos estados miembros; por lo tanto, permitir una toma de decisiones efectiva es fundamental. Como afirmó el Presidente del Consejo, es hora de mostrar valentía política. Por lo tanto, seamos valientes y no evitemos el debate sobre la unanimidad.
Artículo de Clara Panella Gómez y Teun Janssen